En
cuestión de tratar con personas, uno no deja de ser sorprendido. Aún hoy con un
mercado laboral cada vez más restringido y limitado, hay gente que va
cerrándose puertas.
La última, hace justo una semana. Determinada candidata
finalista en un proceso de selección, y que hasta entonces se había mostrado activa
e insistente, no se presentó a la entrevista con la persona que había de tomar
la decisión sobre su incorporación. Y lo más grave aún, ni se dignó ni a
avisar, ni a contestar a las llamadas apuradas que hicimos. Las excusas
posteriores, que no disculpas, sonaron aún peor.
¿No eran estas las generaciones mejor preparadas?, ¿o será
esta una cuestión de educación y nada más?
No hay comentarios:
Publicar un comentario