Dejando volar la imaginación, aunque no muy lejos, estas
podrían ser las primeras horas de un Consejero de Empleo recién nombrado.
(En un despacho soleado y de grandes ventanales, aparecen
el Consejero de Empleo y su más cercano colaborador, sentados en una mesa
redonda de reuniones)
Colaborador: Bien, Señor X, permítame con estas dos tardes, ponerle al día del funcionamiento y de lo que se espera de una Consejería de Empleo.
Consejero: Expectante estoy. Y por favor,
cuando estemos solos puede llamarme Y.
Colaborador: Gracias. Ha de saber (sosteniendo un Powerpoint impreso que deja
en el centro de la mesa) que el 65% del presupuesto está destinado a
las políticas pasivas de empleo, esto es, prestaciones, subsidios y demás.
Consejero: Entonces, al ser estos unos
derechos ya adquiridos y previamente cotizados ¿poco margen de maniobra tenemos
aquí?
Colaborador: Eso es cierto, pero créame que hay
fórmulas para que el dinero de estas partidas podamos desviarlo a otros
menesteres políticos. Pero este es un tema que dejaremos para otra tarde más
adelante. Eso sí, no debemos olvidar que nuestra razón de ser es que ese
montante sea cada vez menor.
Consejero: Entiendo lo que me dice. Entonces,
del resto que nos queda ¿qué podemos hacer?
Colaborador: El 35% restante del presupuesto
global va a lo que llamamos políticas activas…
Consejero: La verdad es que nunca entendí muy
bien esa distinción.
Colaborador: Bueno, no es necesario que le
cuente a usted la transcendencia del lenguaje y el debate político. Por cierto,
observo (señalando la pared de enfrente)
que el primer libro que ha colocado en su estantería es una edición de bolsillo
de “No pienses en un elefante” de Lakoff.
Consejero: Sí, es un clásico que nos dieron en
el partido, y que siempre me acompaña allá donde me destinan.
Colaborador: Lo que le decía, de ese 35% un tercio irá a formación y cualificación profesional…
Consejero: Así, tal cual, pero ¿habrá que ver
si esa formación responde a una necesidad del mercado laboral, o si las empresas
están demandando esos perfiles profesionales que estamos inventando? ¿o no?
Colaborador: Ya, pero eso supone unos cambios
estructurales difíciles de abordar ahora mismo…
Consejero: Entonces, ¿cuáles son los criterios
de éxito de estas políticas formativas?
Colaborador: Bueno, no ha de olvidar que una
persona formándose desaparece de las listas de demandantes de empleo. De por
sí, ya es un logro. Y por añadidura, debe saber que estos fondos bien nos
sirven para conseguir la tan cacareada y necesaria paz social.
Consejero: O sea que contento a organizaciones
empresariales y sindicales con el dinero de todos.
Colaborador: Véalo como una herramienta de
gestión y negociación simplemente.
Consejero: Me costará hacerlo. ¿Los otros dos
tercios restantes?
Colaborador: Un segundo tercio se destina a
promover y facilitar el empleo público.
Consejero: Si precisamente en nuestro
programa electoral iba la abolición de estas prácticas, que solo dan pan para
hoy y hambre para mañana.
Colaborador: Sí, pero supongo que el partido
tendrá alcaldes que quieran volver a ser reelegidos. Y además, este tipo de
contrataciones, que suelen ser masivas, generan un clima de dinamismo y confianza.
Que como bien sabe, es la base de la política.
Consejero: Supongo que las empresas públicas
también estarán cogidas por aquí.
Colaborador: Claro, ¿quién es el valiente que
manda a la calle a miles de personas de un plumazo? Por ejemplo, ¿qué mensaje
les estaríamos lanzando a los jóvenes que se están formando en nuestras
universidades? ¿les decimos que vayan preparando las maletas porque aquí no van
a tener oportunidades?
Consejero: ¿Me está diciendo que sostenemos facultades
y escuelas universitarias con doble gasto público: formándoles de espaldas al
mercado laboral y colocándoles públicamente?
Colaborador: Es el funcionamiento sistémico, que
no podemos permitir que se caiga.
Consejero: Creo que con dos tardes no voy a
tener suficiente.
Colaborador: Y por último, el tercio restante de
las políticas activas va dirigido al autoempleo…
Consejero: (con gesto despectivo) ¿Autoempleo?, que poco me gusta ese término
Colaborador: ¿Cultura del emprendimiento?
Consejero: Mejor.
Colaborador: Se trata igualmente de disminuir las
listas de parados, y para ello conviene fomentar que la gente se monte por su
cuenta.
Consejero: ¿Aunque esto suponga empujarlos a un
precipicio empresarial y personal?
Colaborador: Bueno, nosotros ayudamos a poner en
marcha proyectos. A partir de ahí, ya no depende de nosotros.
Consejero: Naturalmente que no, pero creo que a
veces contamos verdades a medias. Al lanzar el mensaje de que el paro se
combate con el autoempleo, y que hay muchas oportunidades de emprender, me recuerda
a aquel señorito de cortijo que decía que cómo era posible que la gente pasara hambre
con toda la hierba que hay en el campo.
Colaborador: Sí recuerdo esta anécdota.
… continuará.