martes, 28 de diciembre de 2010

Entrevista Anuario Empresa y Finanzas 2010

Es cierto que uno tiene abandonado este blog, seguramente porque en los últimos meses me he centrado en otras plataformas externas. Esta es la entrevista publicada en el Anuario 2010 de Empresa y Finanzas:

¿Cuál ha sido la evolución de la empresa en el último ejercicio?
El pasado año, que fue nuestro cuarto ejercicio, supuso dos grandes avances perfectamente interrelacionados: configuración y consolidación del equipo de trabajo y posicionamiento en cuanto proyectos de mayor alcance. Adverto Consultores cuenta con una estructura fija reducida, que se complemente con un pool de colaborares externos; de tal forma que podemos actuar con flexibilidad y adaptabilidad en función de la carga de trabajo o la dimensión del servicio. De igual manera, nuestra empresa surgió para atender las necesidades de la pyme; y aunque traíamos una cadencia ascendente, gracias a determinados proyectos formativos y de consultoría con la Administración Regional, pudimos ocupar un nuevo espacio y convertirnos en un referente para el cliente público.

¿Qué me puedes decir en relación a este año?
Este año lo caracterizaría por lo siguiente: diversificación de la cartera de clientes y consolidación a partes iguales de las fuentes de ingresos o líneas de negocio; así como la implantación efectiva de un soporte tecnológico online de primer nivel (Cezanne ver. 8.0), para dar un servicio más participativo al cliente-usuario . Además, este año ha sido el de la apuesta definitiva por un modelo de cooperación con otras empresas, con quienes compartimos visión y junto con las cuales podemos aportar soluciones globales e integrales de consultoría. No pretendemos ser los mejores en todo, sino asociarnos con los que a nuestro juicio ya lo son, tales como Actividad Consultoría, MB3 Gestión o Logipymex.

¿Cuáles van a ser los pilares de la empresa a corto y medio plazo?
Por un lado una oferta formativa que apuesta por las competencias personales, que nos construye como personas y obviamente, nos desarrolla profesionalmente. Bien desarrollando el programa ADV que abarca desde octubre de 2010 hasta junio de 2011; y con una frecuencia de una sesión mensual y temáticas tan variadas e interdependientes a la vez, como el manejo emocional, creatividad y mapas mentales, gestión de conflictos, el eneagrama aplicado al equipo de trabajo, el liderazgo interior, la dirección por valores. O bien, impartiendo estas u otras temáticas en formato de píldoras formativas in company, o abiertas a diferentes organizaciones. Por otro lado, tal y como comentaba anteriormente, la participación en proyectos de consultoría integral, donde diferentes equipos multidisciplinares abordamos de una manera global (finanzas, estrategia, ventas, marketing, Recursos Humanos…) soluciones, metodologías y herramientas para la mejora de la competitividad de las empresas.

¿Cuáles son las principales aportaciones de la formación para que las empresas puedan sortear la actual coyuntura?
Seguramente, y tras tantos de meses de crisis, empieza a cuajar el criterio de que han sido factores personales los que nos han llevado a esta situación: el cortoplacismo, la pérdida de confianza, el haber dejado de lado valores originarios, la falta de visión; y por ende empiezan a tratarse los mismos. Nos habíamos acostumbrado a tratar problemas eminentemente humanos con soluciones tecnológicas o de estructura; pues bien, eso empieza a cambiar; y en este nuevo recorrido la formación ayuda en gran medida. Eso sí sin ser concebida como gran panacea, orientándola claramente a la implantación de nuevos hábitos de trabajo y valorando efectivamente el retorno de la misma.

¿Además de en la región extremeña tiene Adverto objetivos claros en otros territorios?
Hasta ahora, nuestra intervención fuera de Extremadura ha sido testimonial, procesos de selección generalmente de empresas extremeñas que tenían sus picas fuera; pero nada más. Ahora, y tal y como comentaba anteriormente, con una herramienta online que nos permite gestionar los recursos humanos en la distancia, todo es más fácil; y seguramente es el momento. Además, desde esa propuesta integral de consultoría en cooperación con otras empresas, ya estamos echando redes en nuestro entorno más cercano. A tu juicio, ¿cuál puede ser la evolución de vuestro sector en el futuro más inmediato? En numerosos casos, el sector servicios está amenazado de muerte por la excesiva dependencia de la administración como principal cliente; por lo que tal y como vienen los presupuestos, el panorama no es halagüeño. Pero a la vez, es un reto para aquellos que ofrecen un servicio innovador y con un retorno claramente delimitado. Además, yo no creo que quien antes era tu mejor cliente, ahora tenga que ser tu peor enemigo; sino que hay que evolucionar y saber buscar fórmulas de acompañamiento mutuo. En el sector privado, empiezan a vislumbrarse algunos brotes, no sé si verdes claros u oscuros, pero se percibe cierto movimiento. Por ejemplo, nosotros estamos participando en proyectos de selección de personal más que nunca; por un doble motivo: por una parte, la conciencia real de que necesito rodearme de los mejores; y segundo del coste de oportunidad que supone contar con talento y en unas mejores condiciones que hace tres o cinco años.

¿Destaca algunos de los productos y servicios más relevantes que estéis desarrollando?
Nuestro servicio estrella es la consultoría continua en materia de Recursos Humanos. Así como nadie discute la necesidad en las empresas de un asesoramiento en cuestiones fiscales, societarias o laborales; la función de Dirección y Desarrollo de personas debiera ser asumida por alguien, y ese alguien es el equipo de Adverto, que con una actuación programada, acompaña a la dirección, implanta herramientas y desarrolla proyectos de cambio cultural. Entendemos que esta debe ser una labor continua, precisamente para testar y participar en ese cambio. Por sintetizarlo, nosotros seríamos, desde la externalización, los Directores de Recursos Humanos de diferentes organizaciones. En la actualidad, estamos rediseñando el producto, para poder ofrecer distintas alternativas y ajustarlo así a la idiosincrasia de cada empresa. De igual manera, otro aspecto que nos parece crítico es la gestión de los supervivientes, esto es, las personas que sí han conservado sus puestos de trabajo. Tal y como apuntaba Aute, presiento que tras la noche vendrá la noche más larga; pues fidelizar el talento cuando la situación económica mejore será crítico; y es ahora cuando hay que intervenir en el compromiso de las plantillas, en la definición de sistemas salariales y de compensación equitativos, en la capacitación de mandos intermedios, o en la gestión y canalización de emociones colectivas o de grupo. Ese ha de ser el reto.





miércoles, 1 de septiembre de 2010

La Reforma que llegó con más sombras que gozos

En estos días de holganza veraniega se está tramitando en el parlamento el tan cacareado Real Decreto-ley 10/2010 de medidas urgentes para la reforma del trabajo. A falta de decisiones épicas, uno se refugia en la lírica y homenajea a Torrente Ballester:

El avance que se le presupone a la reforma laboral, si bien se considera, no ha sido avance sino reculada. La han precedido una pantomima de negociación durante más de dos años, anuncios y aún profecías, especie de bombo y platillo con los que se quiso, como de acuerdo, rodearla de transcendencia vital; y hubiera estado bien si las esperanzas levantadas con tanta música no hubieran de ser desbaratadas por los propios agentes legisladores. Pero la música y la bambolla estuvieron de más.


Ya han corrido ríos de tinta en los periódicos y de turnos en las tertulias radiofónicas; por lo que debo ser poco original. Me centraré en dos aspectos no abordados eficazmente, que a mi entender son claves, y que hubieran calado verdaderamente en el inconsciente colectivo.
Primeramente, la propuesta de una única modalidad de contrato, indefinido y estable con costes de despido improcedente crecientes con los años de antigüedad, hubiera acabado con la dualidad fijo vs. temporal; y hubiera enterrado para siempre esa actitud de los segundos de “…sí estoy trabajando, pero …” ¡Ay! ¡Cuánto resta a la productividad ese freno cognitivo! ¡Cuánto límite al compromiso por ambas partes contractuales! ¡Cuánto abuso y tanto fraude podría haberse extirpado literalmente de un plumazo!

Fijaros que a partir de esta proposición, no hablaríamos de ratios de contratos temporales frente a indefinidos, creando y fomentando estigmas sociales; sino que empezaríamos a computar en términos de años de permanencia y fidelización en las empresas. El enfoque, desde luego, es diferente.


Y en segundo lugar, el eslabón más débil: el parado de larga duración. De los 4,6 millones de parados, 1,8 millones lo son desde hace más de un año; lo que porcentualmente supone un 34,5 %. Para más inri, la previsión para el segundo trimestre de 2011 es de 2 millones, y un porcentaje del 43 % del total. Tampoco aquí nos sirve aquel postulado de determinada dirigente política de que “si algo hemos aprendido de esta crisis es que las previsiones no se cumplen”.

Circunstancias y rasgos, los conocidos por todos: la inmovilidad funcional, la economía sumergida, la capacidad de ahorro, el soporte familiar y social ante las situaciones reales de necesidad; pero lo verdaderamente decepcionante es la pasmosa resignación de que otros han de acudir al rescate y dirigir nuestras vidas. Como siempre donde hay un desvalido, hay un redentor; y aquí las políticas activas de empleo deben ser más eficaces.


Nada me desagrada más que alguien me diga en una entrevista, que gana más desde el salón de su casa. Entonces, ¿por qué no percibir el mayor montante de la prestación por desempleo en los tres o seis primeros meses, y quedar algo residual para los sucesivos? Sin duda que se incentivaría así la búsqueda activa de empleo; como lo demuestra el hecho de que en los últimos meses, donde las prestaciones empiezan a darse por finiquitadas, se está detectando un aumento de la población en disposición real de trabajar.


De la misma manera que uno puede capitalizar toda su prestación para autoemplearse, debiera darse la opción de disponer de todo ese montante económico, para elegir y decidir la formación que uno desea, o cree conveniente para su desarrollo profesional. Algunos omiten, seguramente por el propio interés, que la empleabilidad solo es posible desde la responsabilidad personal, y no desde el afán intervencionista, que debe limitarse a crear condiciones y contextos para que así sea.


Y estrechamente ligado con lo anterior, ¿por qué uno no puede decidir que su prestación capitalizada no pueda ponerse a disposición de la empresa que le contrate, mediante bonificaciones a la Seguridad Social?


Tal y como nos gusta decir, lo intolerable es la dejación y no la equivocación.
Ciao!

domingo, 18 de julio de 2010

Capital humano: excelente inversión



Dado que uno no es lo prolífico que quisiera, subo aquí un artículo de opinión que he redactado para Empresa y Finanzas Edición Extremadura, y que podréis leer en su número 8 donde hay un especial sobre Exclencia. El link: http://www.issuu.com/empresayfinanzas/docs/eyf_ext_numero_8


Descubríamos recientemente en un estudio elaborado desde la Universidad de Valencia y dirigido por Roberto Luna-Aroca, que sólo el 8,1% de las empresas españolas obtienen lo mejor de sus empleados. Con este panorama, escribir de excelencia empresarial puede parecer management ficción.

¿Dónde realmente están los problemas de productividad y competitividad de nuestras empresas? ¿En qué medida están vinculadas las personas a la estrategia? ¿Cuál es la inversión en Recursos Humanos con respecto a otras áreas o departamentos? ¿Tenemos identificado el valor diferenciador de nuestras plantillas? Estas reflexiones bien pueden determinar la línea base en nuestra verdadera apuesta por el capital humano.

No hay empresa excelente en su relación con clientes, proveedores, o accionistas; o que abiertamente se autoproclame socialmente responsable, y que tenga desatendida su gestión de las personas que la componen. Siempre he creído y defendido que la Excelencia Empresarial se fundamenta y tiene su máxima expresión en la gestión del talento.

El talento organizativo, que puede definirse como la capacidad de las organizaciones para incorporar profesionales de alto potencial y saber desarrollarlos, tiene una doble vertiente: por una parte, todo lo que tiene que ver con los procesos de atracción y fidelización de los empleados, en definitiva la “marca”; y por otra con el desarrollo y rentabilización de estos.

Hoy en día, y gracias a las turbulencias socioeconómicas que estamos viviendo, confluyen dos factores críticos en el propósito de contar con los mejores. De una parte, gente con gran bagaje profesional, con una formación sólida y con muy buena actitud ante el trabajo, que por razones múltiples está desempleada u ocupando puestos no acordes con su trayectoria. De otra, empresarios y directivos han tomado conciencia de que no vale cualquier persona, de que justo ante los mayores retos es donde hay que dar la mejor cara, de que el talento es escaso pero altamente rentable. La mejor defensa ante la incertidumbre es rodearnos de los mejores. Si yo no soy lo suficientemente inteligente para anticiparme a los cambios, ellos lo serán. Si yo no soy adaptable y flexible para enfrentarme a los nuevos tiempos, ellos lo serán.

Mediocridad llama a mediocridad; y talento llama a talento. Los mejores escultores de nuestra marca son sin duda nuestros colaboradores. Si queremos que actúen como verdaderos imanes, y a la vez se comprometan y fidelicen con nuestro proyecto empresarial, ellos han de ser agentes activos de comunicación: sintiéndose partícipes de los nuevos designios y divulgando a los cuatro vientos. La herramienta, el boca a boca o las redes sociales, es secundario.

Evidentemente, no basta con sumar gente, hay además que retener y desarrollar. Y en ambos procesos, el máximo exponente es el liderazgo. Todos sabemos que la gente no huye de las empresas, sino de sus jefes. Conocemos que desempeñar un puesto por encima de las capacidades es fuente de frustración; y lo inverso genera apatía. Tenemos constancia de que la falta de reconocimiento es el punto de partida para la desmotivación. Observamos que la comunicación interna es germen a la vez, de infinidad de conflictos y soluciones en las empresas. Comprendemos que es una necesidad básica recibir feedback de forma regular. Bien creemos que no hay mejor camino que el del aprendizaje continuo y dirigido. Propongo además que promovamos un clima de confianza, donde sea bien visto el plantear actuaciones sorprendentes e inesperadas, espectaculares y extraordinarias.

Que nuestro ego o nuestros pies de barro, no nos impidan hacer frente al mayor reto de todos aquellos que tienen responsabilidades de dirección sobre otras personas: hacerlas crecer personal y profesionalmente dentro un proyecto empresarial. Fracasos anteriores, alguno doloroso, no deben cohibirnos para volverlo a intentar, volver a fallar y fallar mejor. Al fin y al cabo estamos manejando portadores de sustancia gris, hormonas y vísceras. Casi nada. Nunca hay que desistir porque tal y como señalaba Aristóteles, la excelencia es un hábito.


Ciao!

miércoles, 2 de junio de 2010

Creatividad como verdadero motor de innovación

El punto de partida de la innovación es la creatividad y el punto de partida de la creatividad es el talento aplicado. Consecuencia inexorable de ello es que el único capital que de verdad produce innovación es el capital intelectual. Magister Arjona dixit. Amén.

Es labor de los legisladores crear un marco legal donde no sólo el espíritu de la norma, sino también su articulado, considere a las empresas agentes primordiales de innovación. No se trata de premiar o subvencionar cualquier ocurrencia, sino de facilitar escenarios donde las empresas deben estar continuamente innovando como modelo competitivo de negocio.

Nuestras empresas, tal y como fueron concebidas en su desarrollo inicial, con sus procesos y estructuras actuales, no deben, ni pueden durar eternamente. No se trata de sobrevivir a toda costa, sino de reinventarse: cambiando; dando un paso a derecha o izquierda; desapareciendo incluso; transformándose y convirtiéndose en algo diferente. La reinvención no consiste en cambiar lo que hay, sino en crear lo que no hay.

Siempre he creído que las ideas se concitan y acaban uniéndose; así como las personas que creen en ellas. Sin embargo, encontrar empresas que fomenten la creatividad no es tarea fácil. Solemos toparnos con grandes barreras inexpugnables. Unas son organizativas y otras individuales. En cuanto a las primeras, hay empresas jerarquizadas con estructuras rígidas que inevitablemente crean murallas al pensamiento creativo, por ejemplo estancando procedimientos de trabajo, estableciendo un tácito derecho de propiedad a las tareas de cada uno, considerando la iniciativa como un ataque a la autoridad,… Para muestra simbólica, la viñeta de Glasbergen que ilustra el post.



En otras ocasiones, y frecuentemente coincidiendo con lo anterior, las raíces de la resistenc
ia al cambio están en el estilo y las actitudes de dirección, es decir, la forma en que el directivo trata e interactúa con sus empleados. “La diferencia entre una florista y una dama estriba en el modo en que son tratadas”, expresó Bernard Shaw.

Cuando tratamos de identificar alguien creativo, solemos pensar en personas superdotadas, destacadas y muy diferentes del común de los mortales. Nada más lejos de la realidad. El pensamiento creativo es una destreza que cualquier persona puede desarrollar. En principio, todas las personas somos potencialmente creativos.

Cierto es que el desuso es su mayor enemigo; habiendo incluso estudios que afirman que los adultos tenemos el tenemos el noventa y tres por ciento de la creatividad de un niño de seis años. ¿Pero qué han hecho de nosotros en las escuelas e institutos? ¿En qué modelo de universidad hemos confiado?

Por último, me gustaría reseñar que no deben confundirse creatividad e imaginación. Esta última es el ingrediente mágico, necesario pero no suficiente. Si alguien tiene una idea imaginativa, pero que no conduce a ningún sitio; ¿está siendo creativo? Sí si responde a un sentido, si genera una solución original, válida, útil y funcional. Recordad que talento es igual a resultados.

No nos impidamos ser creativos. Nos va la vida en ello.


“…Tuve que apelar a todas mis fuerzas para luchar contra la pintura tradicional. Un prejuicio caía después de otro…” (Kandinsky)

martes, 9 de marzo de 2010

Generosidad: elección y lección de vida


Soy de la opinión que la mejor película de Almodóvar es “Todo sobre mi madre”. Una historia circular, brillantemente contada. Un reparto fantástico, donde permanece indeleble en mi memoria la interpretación no estelar, sino sideral de Cecilia Roth, así como el descubrimiento de Antonia San Juan como “Agrado”; desgraciadamente en este último caso, antesala del estancamiento. Me atrevería a decir incluso que hasta Penélope QueCruz está medianamente bien. En la misma, hay una frase antológica de Marisa Paredes quien afirma que siempre ha desconfiado de la generosidad de los extraños. Creencia limitante.

La mayor parte de lo producido por el hombre es distribuido a través del intercambio; y este es además un rasgo panhumano, propio y restringido a los homínidos. Aunque se trata de una necesidad básica, las pautas de intercambio difieren de una cultura a otra; así los antropólogos distinguen tres tipos: el de mercado, el redistributivo y el recíproco. Es este último el que nos hace excepcionales.

El intercambio recíproco no sólo se caracteriza porque se regalen productos o servicios sin expectativa de devolución, sino también porque no hay una devolución inmediata; no se realizan cálculos sistemáticos del valor de lo intercambiado; y no se reconoce que la balanza deba acabar nivelándose. De hecho, en determinadas culturas está mal considerado el “dar las gracias”, porque en el origen quien agradece a otro lo hace pensando que no esperaba tanta generosidad, o creyendo que tarde o temprano tendrá que devolver el favor. ¡Vaya mezquindad!

Por suerte, conozco mucha gente que rebosa generosidad. Me enamoran las personas así. Cuánto estoy aprendiendo de un amigo al que estoy acompañando estos días y ayudándole a reestructurar sus pensamientos. Persona íntegra, de valores encomiables, de éxito profesional; y que en el minuto noventa de partido ha sufrido un traspiés. Es tremendo cómo lo más reciente a veces desnivela las balanzas. Pues a pesar de todos los sinsabores y los desengaños que está viviendo, categóricamente asegura no haber perdido la confianza en el ser humano.

Resulta que el que es generoso, asume por principio que las cosas no se hacen para recibir nada a cambio, sino porque verdaderamente ha elegido esa forma de vida.

Ciao. Hasta la próxima!

lunes, 8 de febrero de 2010

De vuelta

Bien, pues aquí estamos de nuevo; y cierto es que no encuentro motivos para tanta dilación. Puestos a racionalizar y desde mi lado más maquiavélico, se me ocurren excusas tales como que el escribir aquí no tiene un sentido; o que a mi séquito de seguidores no le importa lo más mínimo; o que esta es demasiada exposición; o que el tiempo invertido no arroja consecuencias provechosas; o que este es un caso más del efecto gaseosa;… Como decía antes, pretextos varios.

Puestos a lamentarnos por el tiempo perdido, conducta my humana como sabéis, me hubiera gustado compartir la añoranza que siento por los que ya no están; la alegría al comprobar que Pedro Jr. supo explicarme el verdadero sentido de la Navidad; la satisfacción por lo conseguido recientemente; la ilusión por las oportunidades y retos que se nos presentan; la sorpresa inicial y el desprecio después, de determinadas inmoralidades. Sentimientos dispares y emociones varias, que seguro volveremos a vivir; así que en momentos como este, uno recurre y parafrasea a Whitesnake:

…An’ I’ve made up my mind,

I ain’t wasting no more time

But, here I go again. Here I go again

Las cifras del paro han vuelto a golpearnos duramente en las últimas fechas. Ya es reconocido desde la oficialidad, y asumido por todos: convivimos con más de cuatro millones de desdichas personales.

Una más, con la que nos despachaba la prensa la semana pasada: Citifinancial, la filial de Citi creada en 2003 para la concesión de créditos al consumo, préstamos personales e hipotecas prescindirá del 70 % de su plantilla en España. Según leí en El Confidencial: “esta compañía, que contaba con 200.000 clientes hasta mediados del pasado ejercicio, registró el pasado año unas pérdidas de cerca de 72 millones de euro. Con un ratio de morosidad del 10%, cuando la media del sector en España no llega al 5%, se ha visto obligada a destinar 140 millones de euros a dotaciones por impagos en 2009.” Y para más inri, y según la misma fuente, la situación de Citifinancial no es peor que la de su hermana Citibank, que desarrolla la banca comercial tradicional –captación de pasivo- y la concesión de tarjetas.

Llegados a este punto, puede que algunos piensen que 195 de un total de 275 empleados, no son una cifra considerable en términos absolutos. Otros por contra, denostarán a la víctima: esto les pasa por la incapacidad de sus gestores, por la avaricia que les caracteriza, o por no haber hecho el mínimo esfuerzo por entender la realidad española. Y esto es lo que verdaderamente me zozobra, y que quería compartir con vosotros: ¿cómo es posible que a pesar de tragedia que estamos viviendo, no haya, ya no caceroladas, sino la más mínima manifestación de vergüenza ajena? ¿Qué nos pasa a los españoles que enseguida perdemos sensibilidad y nos habituamos a las desdichas? ¿Es una cuestión de umbral numérico, como pasaba con los asesinados por ETA o las víctimas de violencia de género?

Hagamos autocrítica y analicemos cómo hemos ido procesando y justificando esta situación:

1). Al inicio, nos creímos invulnerables.

2). Para luego negar a pies juntillas que hubiera crisis.

3). Después pasamos culpar a los demás: a los norteamericanos por su codicia, a los europeos por su inflexibilidad, al promotor que se jactaba de sus comilonas, al ninja porque pasaba por allí. (“El infierno son los otros” Hobbes).

4). Cuando vimos las orejas al lobo, nos subimos a una avioneta desde la que lanzar billetes públicos.

5). Con la soga al cuello, como estamos ahora, creemos que saldremos de esta porque desde la recuperación internacional, alguien nos tenderá la mano.

Siempre el locus de control externo. Quizá ahí radique nuestro error, el pensar que nada nos compete; que ya vendrá alguien, Mr. Marshal, Papá Estado, o Mamá Junta, para sacarnos de este atolladero; que tras la tempestad viene la calma; que no hay mal que cien años dure;... Empieza uno a pensar que esto es secular.

Que las predicciones a veces no se cumplen, no es la mejor lectura de aprendizaje que podamos obtener de lo que estamos viviendo. Creo que tenemos más capacidades y recursos que para esta simpleza.

Ciao! Buena semana.

PD: Os dejo aquí un video, que ingeniosamente nos explica la crisis con un puñado de lentejas.