jueves, 24 de septiembre de 2009

Violencia y televisión

"Yo me siento arrepentido. No quería quitar la vida a nadie ni hacer daño a nadie, pero me entró mucho miedo y no supe reaccionar"

¡
Visto para sentencia!

Creo que el seguimiento mediático del juicio sobre el asesinato de Carlos Palomino a manos de un “militar fascista” según unos o un “joven acorralado y linchado” según otros, bien merece unas reflexiones:


De entrada, las etiquetas son para las cosas y no para las personas; pero puestos a catalogar ¿por qué nadie se refiere a Josué Estébanez como asesino o criminal?; ¿acaso la muerte de la víctima tiene más relevancia si este es “antifascista”?; ¿tan simple es la vida de una persona para reducirla a tal genérico?; ¿matar es más denigrante si lo hace un “militar”? Ya sabéis lenguaje, pensamiento y causalidad.


Sólo tres fatídicas palabras (“¿y esa sudadera?”) fueron suficientes para detonar una conducta tan violenta y de fatal desenlace. Resulta duro concebir que la línea que separa la vida de la muerte sea tan fina; pero lo cierto es que somos la especie más cruel y despiadada sobre la faz de la tierra.


En este sentido, no acabo de entender el acto de irresponsabilidad de exhibir las imágenes del apuñalamiento un día sí y otro también. ¿Deberíamos encerrar a nuestros hijos en su habitación mientras vemos las noticias? Ver violencia en televisión provoca conductas violentas en aquellas personas predispuestas y con intenciones reales de causar daño a los demás, e insensibilización entre el resto. Que espero seamos más. Los primeros pueden plantearse lo siguiente: ¿Tan fácil es propinar una puñalada directa al corazón? ¡Pues sí que tiene repercusión mediática! Para acto seguido, y tratando de liberar la disonancia cognitiva generada, convencerse de que la víctima lo merece realmente.


Hay una tesis que dice que las condenas protegen a la sociedad de los culpables; pero algo estamos haciendo mal cuando son los familiares del asesinado los que tienen que protegerse, ocultando su rostro y rodeándose de guardaespaldas cuando hacen declaraciones públicas. Para colmo, han de defenderse igualmente de los ataques, de momento telemáticos, de aquellos que piensan igual que el asesino. Desgraciadamente, no están seguros

"Él o yo"

Os adjunto aquí un video reciente, que muestra nítidamente el impacto de una bala sobre objetos cotidianos. Tiene sorpresa final.

Un saludo.