sábado, 22 de agosto de 2009

Momentos

Acabo de bajarme este vídeo de Youtube y me apasiona:




Un momento no se define por ser un segmento en el continuo del tiempo, sino por ser la unidad mínima de singularidad y significado; independientemente de que el mismo suponga un instante o un año de vida.Y lo verdaderamente fascinante es comprobar cómo nuestra mente rellena antes y después de cada imagen, cómo construye un pasado y anticipa un futuro.


Si no recuerdo mal, la práctica excesiva de este ejercicio deriva patológicamente en la "fabulación"; síntoma como tal recogido en todos los manuales de diagnóstico. Y esto es precisamente lo que nos ocurre muy a menudo; que estamos fabulando; y algunos hasta confabulando.


Casi a diario, tenemos conversaciones con fondos y/o matices discrepantes. En mi caso, ayer recibí un correo de enorme transcendencia para mí, en estos términos. Todos reconocemos que se fundamentan en percepciones, y como tales, basadas en interpretaciones. A algunos se nos llena la boca con frases del tipo "el mapa no es el territorio"; pero lo cierto es que nos enrocamos y tratamos de imponer por todos los medios nuestra realidad.¡Cuánta ofuscación y cuanta energía mal gastada!

Procuro seguir el siguiente patrón a la hora de tratar o gestionar cualquier divergencia:
  1. Asumir que tenemos disparidad de opiniones y que por ello, estamos tratándolo.
  2. La resultante que salga no será ni mi postura, ni la del otro. De ser así, no sería más que un nuevo caso de imposición / cesión. Y que por tanto, habrá que negociar (ganar/ganar); que no ceder los dos (perder/perder).
  3. Eso sí, esa resultante debe ser aceptada, asumida y defendida por ambas partes.

Vivamos el conflicto como oportunidad de desarrollo; aunque siempre habrá alguno como Groucho Marx que diga aquello de que "No puedo decir que no estoy en desacuerdo contigo".

Un abrazo.

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